Salida 28/10/2012 - Crónicas de la jumarraca

01.01.2013 00:00


El cambio de hora y temperatura amenazaban la fiesta, pero el personal, al que sólo hace falta tocarle un poco las palmas, respondió al toque de corneta casi con el mismo entusiasmo que cuando hacen la declaración de la renta. Como se han vuelto a instaurar las rutas del ordeno y mando para satisfacción general, no perdemos tiempo en discutir por donde penar, así que tras los oportunos insultos de bienvenida, 9 moros, un regresado Benemérito, un asiduo morisco Gaspar y un nuevo invitado partimos por el ferial para darle gusto a las bielas. Ya ha tenido tiempo el Capitán Gancho de afearle al Sr. Cid cierto desapego ocurrido en el ocio nocturno emeritense ( he de decir que el interpelado no mostró signo alguno de arrepentimiento..).Mientras tanto, Canopesca decide recuperar el tiempo perdido el domingo pasado poniéndonos un ritmito de lo más entretenido para alegría de tostadas y cafésconleches varios. El Mula sigue con su segunda floración y tan pronto se encarama en cualquier cancho que se precie, como regresa a la disciplina del grupo para fustigar al respetable con sus famosas sentencias sobre cuestiones variadas. En estas andamos por los caminos blancos, con algunas insignes y asiduas unidades moras vigilantes de la retaguardia, cuando somos alcanzados por los Pitulis, con lo que la cosa rítmica se alegra lo suyo y lo de ir a rueda cobra un nuevo sentido.......En fin, que llegado el momento, cada uno por su lado, alcanzamos la trialera sin percance digno de mención sin contar el avistamiento por parte del Mula de una partida de jabalines justicieros. Camino de Aljucén, el exceso hídrico jalona de charcones el camino. En su afán por esquivar uno de ellos, El Niño de las Letras sufre en sus fauces el ataque de una jara que le deja el berfo con cierto sabor a hematíes......(en su descargo, he de decir que iba callado y que, por tanto, el canalla ataque vegetal carecía de provocación previa). Llegados al cruce de Aljucén, el Benemérito decide que ha tenido ya bastante y que se va, que tiene que comprar el pan. El resto seguimos a ver si rompemos a sudar por los entretenidos toboganes de las traseras del Moro. De nuevo comprobamos como las pulsaciones suben bastante mejor que las bicicletas. Parada avitualladora y seguimos engullendo los últimos repechones para continuar y llegar hasta Cuatro Caños, donde hacemos un alto que es aprovechado por el invitado placentino que se acuerda que tiene que comprar caramelos de la Mártir y se deja caer dirección Mirandilla. El resto de irreductibles, p´arriba.....La Sierra Bermeja de nuevo me pone en mi sitio (el último) y con los ojos vueltos, distingo la egregia figura del Niño de las Letras, haciendo de buen samaritano esperándome. El resto de canallas se agrupa al inicio de una bajada que frecuentamos pocos. Cogemos velocidad, sorteando peñascos del quince de esos que le hacen la boca agua al Sr. Cid. Llegados abajo, entre escopeteros varios, nos perdemos dos veces por lo que felicitamos efusivamente al Capitán Gancho, así que el bicho se crece y nos mete por un olivar que desemboca en una cuestecita de esas que se te pegan al pecho el cual (al pecho me refiero) se nos perjudica bastante debido que al final del accidente orográfico citado alguien se dedica a la ancestral actividad de hacer picón y la “jumarraca” producida encuentra perfecto acomodo en nuestros bronquios y bronquíolos, y eso por no citar el tufillo adquirido instantáneamente por nuestras elegantes equipaciones deportivas que talmente podríamos comercializar baja la marca de permufe “eau de zorrera”...En fin, superadas las tremendas dificultades, alcanzamos a ritmo de hipervarillaje Trujillanos y tras la parada habitual, la pista nos llama, con lo que, una vez cargados los perolos y ayudados por Eolo, nos presentamos cagando leches en la imperial urbe. En la entrada a nuestra parroquia, nos topamos con el ínclito Barón y el avieso Playmobil, que han rendido pleitesía a la N630, al igual que el recién reelegido presidente federativo. Mesa y Mantel, como Dios manda, contemplan el ir y venir de libaciones varias, visitas familiares del Zuri y relatos ciclistas, entre ellos el efectuado por el corresponsal del Alcahuete News, a bordo de la moto 2, que refiere el calambre sufrido por el Barón en uno de sus miembros y que, al parecer, debido al tamaño de la sección del cable, sus chispazos despertaron los recelos de la torre de vigilancia del INFOEX en la cercana Sierra de San Pedro....Seguiremos informando