Salida 15/11/2012 - Crónicas Ventosas

01.01.2013 00:00

Parece que el Ave Fénix renace de sus cenizas y la morada se anima otra vez a abandonar el cálido tálamo conyugal, unos de motu propio, otros empujados por legítimas que reclaman su espacio....el caso es que otra vez buena entrada en el puente. Doce genuinos y tres invitados citados para sacar lustre a las bielas, bien pertrechaditos contra el fresquito, empezamos la ruta propuesta en el foro. A las primeras de cambio, en la rotonda del ferial, el Capitán Gancho, autor intelectual de la ruta propuesta, ha empezado a coquetear con el alemán y monta el primer pollo direccional provocando los primeros insultos de rigor. Ante el desgraciado hecho, el Playmobil gruñón cuestiona la autoridad del personaje para proponer ruta sin darse cuenta que al Pincho, al igual que los monarcas absolutos, su autoridad no le viene del pueblo, sino directamente de Dios. El caso es que por fin salimos correctamente y con rumbo norte, para alcanzar la pista hasta Trujillanos, blanda debido a las últimas lluvias y con un airecillo de frente que nos hace penar más que cuando echamos los dientes. Con estos mimbres llegamos a Mirandilla y con más frío que un perrino, chico nos arrimamos a una pared al solito mientras esperamos (si, si....no os lo vais a creer, pero el Pincho y yo llegamos con el grupo cabecero) a los rezagados. Atravesada la población piconera, nos dirigimos a Cuatro Caños con los ánimos un poquito enfriados por la ventolera que nos da in the face. La cosa se va animando de tal manera que no tardo en ocupar el sitio que normalmente me corresponde donde nos contamos penas mutuamente el Benemérito y el que suscribe. Apenas vemos la ermita cuando la superamos, y no por la velocidad de crucero que mantenemos (3,5 km/ aprox.), sino por la falta de oxígeno y los ojos vueltos y con éstas, llegamos al concurrido cruce. Seguimos con el plan previsto y nos dirigimos a la Casa de la Vieja para emprender la subida a la base del Meteorito por la cuesta del Antillano (no tenía ni idea que se llamara así, pero el Pincho, que tiene estudios, así lo ha puesto en el cuaderno de bitácora). La cosita se inclina bastante, los cambios y las cadenas crujen lo suyo y mis pulsaciones dicen que ellas se adelantan y me esperan arriba. Alcanzamos el final y paramos a reagruparnos y recuperar el resuello. Echamos en falta al Mula, que asoma por la pendiente después de hacerse una parada micológica de las suyas, mientras el Benemérito y el reaparecido Quini, que el miércoles tiene cita con el carnicero para que le proporcione huesos para el cocido, dicen que se van ya al Pajares, que estamos muchos y quieren coger buen sitito. Transitamos la Sierra Bermeja nuevamente en dirección Cuatro Caños y nos cruzamos con el club de Trujillanos que viene subiendo. Seguimos bajando por la Casa del Suministro lo que viene siendo a carajo sacao cuando el amigo Cano-Pesca nos deleita con una avería de las suyas, producto de unas roldanas dignas de maestro shao-lin. No problem, el Niño de las Letras en un plis-plas le soluciona el entuerto con sustitución de la pieza ante el asombro de los invitados que no dan crédito al carácter previsor del reparador. Con el aire ahora favorable y a ritmo de varillaje transitamos el Huevo y llegamos al Muelas para la degustación habitual de barritas. Todavía hay gente descargando vegijas cuando reanudamos la marcha campo a través hasta la entrada del Rugidero, para continuar hasta el Mentidero y alcanzar Cornalvo, que rodeamos por el sendero, bastante concurrido por cierto de personajes que llamaron nuestra atención: aunque provistos de cestitas de mimbre, dada la ausencia de pañuelos en la cabeza, hábilmente dedujimos que no se trataba de Caperucitas Rojas sino de simples recolectores de setas, solos o en pareja, una de ellas con “cari” incluido, expresión que, obviamente, provocó en nosotros nuestra propia interpretación sobre las verdaderas y abyectas intenciones de los recolectores...Alcanzada la presa, nos topamos con los moros corredores. Saludos de rigor y continuamos, que se hace tarde. Ritmo de varillaje por la carretera que hace sufrir a Carlitos Kona, rezagado en saludos protocolarios. Arribada a Trujillanos, y esta vez sin parada reagrupadora, continuamos por la pista, ahora con el aire culero, circunstancia ésta de agradecer y que invita a cargar los perolos y elevar la media, que luego hay mucha alcahueta que mira los cuentas......Concluida la pista, parada en las Tres Fuentes previa al desembarco. Algunas unidades declinan la invitación, pero lo que es el núcleo duro......contribuimos al mantenimiento del tejido productivo de la pequeña y mediana empresa hostelera de la imperial urbe como mandan las ordenanzas. Y allí, en el reservado, ya han hecho parte de los deberes los dos precoces así que nos aplicamos convenientemente para darles alcance, que en algún lado hemos leído que la deshidratación es mú mala.....