Salida 19/05/2013 Crónicas Loberas
Doce apóstoles moros habíamos decidido dar lustre con nuestra presencia la marcha lobera de nuestros vecinos bikers. Y allí que nos presentamos imbuidos del mismo espíritu deportivo del que los colchoneros han hecho gala frente a los vikingos……sin darnos importancia. Sorprendidos ante la inexplicable ausencia del Barón, la numerosa nómina mora ya se hacía notar entre la concurrencia absorta ante el griterío con el que despachábamos las diferencias entre El Mula, el auténtico biker, y el resto de la morada. El caso es que sin pistoletazo ni ná, emprendimos la subida del Camino Viejo de Mirandilla pasando las primeras fatiguitas escoltados por una amplia representación de las fuerzas del orden, cruzamos la carretera y enfilamos el camino de la Agüina. La cuesta pestosa por excelencia empieza su selección natural y este relator, por decantación natural, va ocupando posiciones propias de su rango dentro del grupo. Corono en compañía del Sr. Cid, convenientemente defecado para la ocasión según confesó posteriormente, e iniciamos el descenso dejando al personal que se foguee más adelante, incluido el Capitán Gancho que desde que entrenó en altura parece que las va queriendo para asombro de propios y extraños. Transitamos por el camino de Los Barros y antes de llegar a Mirandilla nos desvían a la derecha para alcanzar con buen ritmo los Canchales. Mi primo el Mula tiene sus más y menos con la tija del sillín que dice que la altura la decide ella ante la fastuosa idea que tuvo el ínclito de engrasarla pá quitarle el ruido. El ingeniero soluciona el problema con una buena mano de arena y arrancamos atravesando el pueblo desembocando en las pistas que nos conducen a la fábrica de colonias “Eau de zajurda”, parfurms. Compramos unos botes y continuamos hasta esas subiditas que tanto me ponen…..atrás. Busco complicidades pero los moraos que veo en el grupo van mas adelante, y el Ervi, con eso de que carece de uniformidad mora se camufla en el pelotón y no doy con él Habría que pensar en expropiar ropa a algún moro no practicante…..o cambiársela por un loden ahora pá la caló. Bueno, al tema que me disperso. La cosa se va empinando por pistas hasta que llegamos a caminos serranos y enfilamos una subidita de esas que se te pegan al pecho. Peno lo mío, pero el personal que va delante no va mejor. Finalmente, el que va delante echa pie a tierra y yo le agradezco en el alma que me proporcione la excusa para que haga igual que él. Arrastrando el jumento alcanzo la subida al Meteorito y, pásmense señores, me calzo el jumento y emprendo la subida como si la hiciera dos o tres veces al día. Cuando corono se me saltan las lágrimas y estoy por hacerme una foto para mandársela al avieso Playmobil. Lo dejo para la siguiente y bajo intentando dejar todas las piedras en su sitio. A continuación enfilamos el Alto Terrero y a lo lejos distingo culos moros dando buena cuenta de las cuestas y de otros bikers que no saben con quien se juegan las perras. Pedregosa bajada, y por Sierra Bermeja alcanzamos Cuatro Caños, donde es el convite. Cuando llego, el personal moro ya engulle barritas a falta de aperitivos carmineros. Paramos un buen rato, nos inmortalizamos con el kodak y pasamos más frío que debajo un puente hasta que nos dan larga camino de la ermita. Un poco más adelante nos desvían a la derecha y, por pistas, volvemos a buscar la sierra. Enfilamos la subida de los alcornocales y nos topamos con un rebaño de ovejas en dirección contraria. A pesar del disfraz de ciclista, han debido reconocer a algún malaje y se cagan toas apretándose contra la valla. En la confusión, me ha parecido oir en el pelotón …”a esa no le preguntes que es mú mentirosa”. Subimos sin novedad hasta la cancela verde y continuamos por la sierra hasta llegar nuevamente a Cuatro Caños. Cogemos dirección Casa la Vieja hasta que los Méridabikers nos desvían a la derecha: cuestón del quince que produce caguetillas al personal. Pie a tierra mayoritario hasta llegar arriba y transitar la falda de la sierra por un camino entre eucaliptos y con mucha piedra. Desembocamos en mitad de la subida del somier camino del segundo asalto al Meteorito y, perdío el respeto, p´arriba que voy, a pesar de que mi escapatoria preferida me tienta. Para no dejarla huérfana de paso, el Capitán Gancho, víctima de pinchazos varios hará posteriormente buen uso de ella. En mitad de orgasmos varios, corono por segunda vez y me dejo caer por la bajada preso de la emoción cuando caigo en la cuenta de que no he hecho la correspondiente foto acreditativa. Estoy por subir otra vez, pero no estoy perrunillero…..Reagrupamiento un poco más abajo, y bajada por los Pinos para coger a la derecha el sendero. El Sr. Cid, potencia pura, rompe la cadena de su jumento. Continuamos hasta reagruparnos en Campomanes, donde ingiero el gel milagroso. Seguimos por la Zapatera hasta los depósitos y llegamos a la pista donde se impone ritmo de varillaje para llegar a pista de la Basílica. El personal debe tener prisa porque vamos a “cojón sacao”, así que desisto de seguir estirando el pescuezo hasta que me alcanza un grupo de moretes retrasados que me rebasa. Procedo a tirar el correspondiente cohete y, por una vez, me sale la jugada hasta que Playmobil enganchado a rueda me da matarile. Llegados a la imperial urbe, el Yayo está en el comité de bienvenida, y hacemos los honores a los organizadores que nos obsequian con bocata y cerveza….despertando a las bestias que llevamos dentro, y como almas que lleva el diablo, nos vamos cagando leches a nuestra parroquia donde nos espera nuestra mesa con mantel. Lo sucedido a continuación, es la historia de nuestra vida ciclista….nos bebemos lo que no hay en los escritos, nos ponemos ciegos a aperitivos, Melchor llega para cachearnos, nos fundimos los cinco euros, la invitá y otra extra…nos dan las cuatro, y entre medias, brindamos por la pronta disolución de este club antes que sea demasiado tarde…..